Anthony Hopkins
La Última Sesión de Freud ()
Freud's Last Session
Londres, 3 de septiembre de 1939. El mundo está al borde de la guerra. En sus últimos días, Sigmund Freud (Anthony Hopkins), un reciente fugitivo del régimen nazi junto a su hija, recibe la visita del formidable Don de Oxford, el autor C.S. Lewis (Matthew Goode). En este día, dos de las mentes más brillantes del siglo XX se involucran íntimamente en una... Seguir leyendo
Londres, 3 de septiembre de 1939. El mundo está al borde de la guerra. En sus últimos días, Sigmund Freud (Anthony Hopkins), un reciente fugitivo del régimen nazi junto a su hija, recibe la visita del formidable Don de Oxford, el autor C.S. Lewis (Matthew Goode). En este día, dos de las mentes más brillantes del siglo XX se involucran íntimamente en una monumental sesión sobre la creencia en el futuro de la humanidad y la existencia de Dios.
Créditos y reparto
- Directores
- Matt Brown
- Guión
- Mark St. Germain , Matt Brown , Armand M. Nicholi Jr.
- Género
- Drama
- País
- Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda
- Idioma
- Inglés
- Duración
- 108 min
- Estreno
- Clasificación
- Edad 13+
- Plataforma
- HBO MAX
Tomatómetro
Consenso de Críticos: La Última Sesión de Freud decepciona al no capturar la brillantez de sus protagonistas ni profundizar en sus temas, debido a una escritura y dirección deficientes.
Fotos
Actores
Reseñas de críticos
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Peter Bradshaw The GuardianSe trata de un drama decididamente anticuado, prolijo y elaborado pero también directo y observable a su manera. (...) Quizás no sea una película terriblemente profunda, pero sí una interpretación contundente y un interesante recordatorio de los viejos y polvorientos debates a punto de ser barridos por el gran horror de la Segunda Guerra Mundial.Reseña completa
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Peter Debruge VarietyHay tantas películas estúpidas o completamente desinteresadas en involucrar el intelecto de sus audiencias que La Última Sesión de Freud ofrece un poco de estimulación cerebral, pero hace mucho menos por el alma. La obra original fue el intento de St. Germain de sintetizar ideas de una serie de conferencias de Harvard sobre los dos pensadores (curiosamente, entre esta y la superior Shadowlands de 1993, Hopkins ha interpretado a ambos hombres en diferentes momentos de su carrera). Aún así, parece injusto enfrentarlos entre sí, y la película no se atreve a poner nada demasiado incendiario en la boca de ninguno de ellos, más allá de un cigarro encendido, por supuesto.Reseña completa
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Stephen Farber The Hollywood ReporterEl corazón de la historia se ve constantemente socavado por un exceso de apartes sobre las experiencias de Lewis en la Primera Guerra Mundial, la relación altamente tensa de Freud con su hija Anna y varias otras tramas secundarias. (...) Todos estos apartes restan valor a la intrigante batalla de palabras entre los intelectuales. Pero incluso reconociendo y lamentando los errores conceptuales que estropean la película, hay momentos para disfrutar. Las conversaciones entre el médico y el catedrático siguen siendo estimulantes, y las dos actuaciones centrales aumentan la electricidad.Reseña completa
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Helen O'Hara EmpireAl final, te sientes frustrado porque la escritura y la dirección no pueden hacer justicia a la brillantez de ninguno de los hombres en el corazón de la película, ni a sus ideas. No es culpa de ninguna de las estrellas, pero el guión a medias hace que esta sea una exploración insatisfactoriamente escasa de los temas importantes que busca cubrir. Habrían ayudado más enfrentamientos intelectuales y menos flashbacks.Reseña completa
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Jake Coyle AP NewsLos elementos nunca llegan a ser del todo coherentes en La Última Sesión de Freud. El ritmo de la conversación se siente entrecortado y carece del toma y daca inquisitivo que puede electrizar a dos jugadores. ¿Freud... o es Hopkins? – así domina su charla. Goode, con menos cosas en las que pensar, se mantiene más observador y alejado de su Lewis para involucrarse plenamente con Freud. (...) Pero cada actuación está llena de ingenio, sabiduría y alegría ante lo inevitable. Se suman a un ciclo melancólico de películas de grandes preguntas y pequeños momentos.Reseña completa
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Julian Roman MovieWebHopkins y Goode son muy buenos. Sus escenas juntos en la casa podrían verse como una clase magistral de actuación. El bloqueo, el arte escénico y la intimidad son sublimes, pero comprensiblemente no es un cine con un atractivo general. En última instancia, la Última Sesión de Freud no ofrece ninguna idea sobre la mortalidad. Puede resultar decepcionante para algunos, pero nunca fue el objetivo de la película. Brown examina dos hombres y escuelas de pensamiento muy diferentes. Se puede alcanzar la armonía sin consenso.Reseña completa
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Siddhant Adlakha PolygonRealmente no sale nada de esto. Nada sale de lo que ninguno de los dos dice. Todo es ruido: toda ira desapasionada dando vueltas en círculos, capturada por una cámara que parece reacia a detenerse en los tremendos talentos de Hopkins y Goode, quienes hacen todo lo posible para rescatar de sí misma a La Última Sesión de Freud. Desgraciadamente, sus intentos son en vano, ya que Lewis termina sin nada que se parezca a una visión o perspectiva real, y en el proceso, Freud termina discutiendo consigo mismo.Reseña completa
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Andy Crump Paste MagazineLas observaciones de la película, filtradas a través del dúo, parecen completamente simplistas y cobran gravedad sólo por el entusiasmo en las actuaciones de Goode y Hopkins. (...) Todo esto podría ser tolerable, incluso placentero, sin la admisión de culpa prevista en el mensaje final de La Última Sesión de Freud. Sabemos que lo que estamos viendo es sensacionalismo. Se supone que Brown no debe decirlo en voz alta.Reseña completa
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