El gran cineasta alemán de ascendencia turca, Faith Akin (Contra la Pared) nos trae un “thriller psicológico” (como lo describe él mismo) que cuenta la historia de Katja (Diane Kruger / Bastardos Sin Gloria), quien durante su tiempo de estudiante conoció a Nuri (Numan Acar / La Gran Muralla), que en ese momento se dedicaba a la distribución de estupefacientes entre estudiantes. Conforme los años van pasando, Nuri termina siendo arrestado pero esto no es un obstáculo para el gran romance que se desarrolla entre Katja y él, pues su amor es tan grande que aún estando tras las rejas deciden contraer nupcias y comenzar a formar una familia. Tiempo después Nuri endereza su camino, pues logra terminar la carrera y eventualmente conseguir un trabajo y, con el paso del tiempo, consigue que su familia tenga una vida sana y feliz como cualquier otra familia normal. Todo pinta bien, los tres se llevan muy bien y el amor de Katja y Nuri sigue dando frutos hasta que un día sin razón aparente llega una situación fatal para la familia: una bomba casera es colocada frente a la oficina de Nuri y ésta acaba con la vida de él y su pequeño. Es entonces cuando la vida de Katja se empieza a destrozar de la manera más trágica que existe ya que, después de la muerte de sus seres más amados todo sigue empeorando, pues por tratarse de un musulmán la policía no toma mucho en cuenta el caso y los principales sospechosos del crimen resultan ser una pareja neonazi a quienes la policía encuentra inocentes. Humillada por el juicio fallido, Katja decide que no hay otra salida más que buscar justicia por su propia cuenta y encargarse del asunto. Este drama dirigido por Faith Akin refleja una situación que lamentablemente podría ser cierta en alguna parte del mundo para dar el mensaje de la reflexión que debe de existir en cuanto a tratarnos todos los humanos como iguales. Sin duda alguna, Akin volvió a hacer un filme controversial.
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