Si creen que la idea de un muñeco asesino es demasiado excéntrica para la audiencia en 2019, piénsenlo dos veces, porque El Muñeco Diabólico - 79% es sorprendentemente uno de los mejores reboots que se han hecho en los últimos años. ¿Cómo? Sencillo, busca una forma de adaptar la historia original a un nuevo contexto y no simplemente replicar el fenómeno que el juguete asesino provocó por allá de finales de los ochenta y principios de los noventa.
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Dirigida por Lars Klevberg, El Muñeco Diabólico se ambienta en la actualidad y narra la historia de Andy (Gabriel Bateman), un adolescente solitario que tiene problemas para hacer amigos luego de mudarse a una ciudad nueva junto a Karen (Aubrey Plaza), su mamá, quien trabaja turnos dobles en un supermercado. Luego del lanzamiento de Budi, un nuevo muñeco electrónico, ella decide conseguirle uno a su hijo para ayudarlo a lidiar con la mudanza y la soledad, pero cuando el juguete tiene una rara falla, sus vidas se ponen en peligro.
Los fans no deben temer de una fórmula repetitiva de los elementos más sobrenaturales del filme original Chucky, el Muñeco Diabólico - 67%, pues El Muñeco Diabólico - 79% hace muy bien en traducirlos a un relato slasher con elementos de ciencia ficción y horror, y con una atmósfera que evoca al cine juvenil de finales de la década de los 80. Los imaginativos asesinatos siguen ahí y también hay un manejo muy preciso de la comedia negra que plantea la idea de cómo algo inofensivo puede ser más aterrador precisamente por su apariencia inocente.
Muy a la onda de algunos episodios de Black Mirror - 64%, y nos referimos a los mejores, la cinta hace un buen trabajo en plasmar las preocupaciones sobre la evolución de la inteligencia artificial a lo largo de la trama. Y esto, junto al arco de Andy como un niño de pocos amigos y distanciado de su madre, a causa del abusivo novio de ella, permite que el público empatice con la trama y conflictos de cada personaje. Los protagonistas se muestran vulnerables ante la maldad de los seres humanos, y ante una fuerza desconocida que los rebasa.
Bateman y Plaza tiene una química que se transmite muy bien en la pantalla, pero es el joven actor con el muñeco lo que mantiene la verosimilitud del relato. Hay también que destacar el trabajo del equipo detrás de los animatronics que se usaron para Chucky porque el realismo de los efectos prácticos también ayuda mucho a digerir los aspectos más absurdos de la trama y los efectos digitales apenas se notan en pantalla grande.
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No es tampoco una sorpresa que el legendario Mark Hamill conocido por su también legendario trabajo como actor de voz, se robe un poco la película. Pese a papeles como Ozai en Avatar o como Joker en la serie animada de Batman, quizá por el que es más recordado, el actor lo vuelve a hacer al encontrar un timbre que se diferencia del resto y le da personalidad al nuevo Chucky. Su interpretación es tan versátil como el guión se lo demanda, al pasar de los perturbador a lo gracioso y lo tierno de un momento a otro.
El Muñeco Diabólico - 79% se reinventa en un reboot que mantiene la esencia de las películas originales y crea su propio universo. Nada que no los vaya a dejar dormir, no es esa clase de película, pero sí con algunos momentos que perturban por su cotidianidad, y que representará una diversión tremenda para los fans del cine slasher y para los geeks que temen que sus sistemas operativos estén planeando su muerte.
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