El nuevo capítulo de Jumanji en la Selva - 
76% arranca casi en el mismo punto donde se quedó la versión previa: con el misterioso juego de mesa homónimo varado en una playa, el cual va a parar a las manos de un joven llamado Alex Vreeke, quien lo desdeña porque prefiere los videojuegos. Esa misma noche mientras duerme, el tablero muta y se transforma (convenientemente) en un cartucho para videoconsola. Cuando él despierta y se da cuenta de ello, movido por la curiosidad decide jugarlo y acto seguido desaparece.
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Años más tarde, un cuarteto de jóvenes se topan nuevamente con el juego de marras y deciden jugarlo, y cada uno de ellos elige un personaje de los que el menú del videojuego ofrece, y le dan start. Inmediatamente, son “tragados” por la consola y transportados a una exótica selva, donde descubren en primera instancia que se han transformado físicamente en el avatar que eligieron para jugar. Y posteriormente, deducen estar dentro del juego, el cual les explica y les pide ayuda ya que Jumanji ha sido corrompido por las acciones de un inescrupuloso explorador quien, al hurtar una joya mágica, se ha adueñado de toda la fauna del lugar, apoderándose del mismo. Así su misión es recuperar la joya perdida, devolverla a donde se encontraba originalmente y restaurar el balance de ese mundo.
La cuestión no es sencilla, porque además de tener que sortear diversos peligros y dificultades, tienen una cantidad limitada de “vidas”, y si se les agotan antes de concluir la partida, puede que mueran realmente. Y mientras intentan concluir el juego y regresar a casa, sortean diversas adversidades, enfrentan variadas amenazas y confrontan al villano causante de todo. Al mismo tiempo, descubrirán el destino del joven desaparecido tiempo atrás y aprenderán una o dos lecciones sobre sus compañeros, sobre sí mismos, y sobre la importancia de la confianza y de trabajar en equipo.
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El comisionado para llevar a cabo dicho retorno fue Jake Kasdan, hijo del afamado cineasta y guionista Lawrence Kasdan , cuya carrera se ha enfocado principalmente en la comedia, como lo demuestran sus largometrajes Pena ajena (2002), Malas Enseñanzas - 44% y Nuestro Video Prohibido - 17% (2014). Y Jumanji en la Selva - 76% conserva esa tendencia humorista y la adereza con acción y aventura, apoyándose en un cuarteto de actores que tienen experiencia en esos rubros, encabezado por Dwayne Johnson (quien además funge como productor ejecutivo) y complementado por Jack Black, Karen Gillan y Kevin Hart. Cada uno de ellos adopta la personalidad (y con ello las inseguridades) de sus contrapartes del mundo real: Así, “The Rock” es un tanto inseguro y le teme a las ardillas; Gillan (a pesar de su belleza) es tímida y pudorosa; Hart (cuyo verdadero yo es un musculoso atleta) se siente fuera de lugar sin su fortaleza física, y Black se comporta todo el tiempo como una adolescente millennial estereotípica.
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El director consigue sacar partido de las distintas personalidades de este pack explotando su timing cómico y consigue ensamblarlo perfectamente, creando buena química entre ellos, y logrando plasmarla en la pantalla enfatizando así el valor de cooperación y unión exaltado por el guión.
Al plantearse que todo pasa al interior del videojuego, la narración cinematográfica se beneficia de tal dinámica, y puede juguetear con la incorporación de elementos extradiegéticos a la trama. Asimismo, los personajes se comportan conforme las reglas de ese universo, y al saber que pueden “morir” y regresar rápidamente a la “vida”, usan este recurso astutamente para alcanzar su objetivo de acabar el juego.
Al plantearse también como secuela, obviamente hay elementos para conectar y homenajear a la cinta de 1995 diseminados por la película, pero son en realidad detalles muy sutiles, como que el villano en turno lleve el mismo apellido de su equivalente en la primera entrega, o el de una fugaz referencia al personaje de Alan Parrish (Robin Williams). Fuera de esas anécdotas, nada en la trama se vincula estrechamente con lo visto en el filme previo dirigido por Joe Johnston.
Así, este nuevo Jumanji es en realidad un reinicio más enfocado en atraer a nuevas audiencias y menos en conservar a aquellas que crecieron viendo la original; y el plantearla (estética y rítmicamente) como un videojuego la hace perfectamente digerible para públicos más jóvenes y abre fácilmente las posibilidades de futuras continuaciones. Es sencillamente entretenimiento puro, propio de la temporada y con la ambición de establecer otra exitosa franquicia.
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