El director se limita, con gesto quizá ingenuo, a reconstruir en la aventura desangelada de unos pobres diablos algo así como una forma de ver el mundo. Inocente, cálida, digna.
Resulta fascinante ver esta historia inspirada en una historia real y es interesante la manera en que el director le imprime a los actores parte de la personalidad de los personajes de Chaplin.
Una muy buena comedia sobre un tema muy divertido (y macabro) que funciona a la perfección, con personajes entrañables y que de paso rinde un homenaje a Chaplin.
Esta comedia parda consigue implantar la idea de que, habiéndonos reido de algo que quizá no merecía sonrisas quizá sea tiempo de pensar en el por qué se nos ha dicho que no debemos reir de casos como estos.
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