Las emociones no vienen a medias en Rare Beasts, con la que Billie Piper hace un debut tenso y digno de elogio como guionista y directora en la pantalla mientras se ofrece a sí misma un papel estelar impresionante.
Billie Piper arroja un retrato desquiciado de la vida moderna que despoja las sutilezas y los clichés de la comedia romántica para llegar a una conclusión dolorosa y verdadera sobre el amor y el compromiso.
Piper entrega todo en Rare Beasts. A pesar de los obstáculos habituales en las películas de debut (principalmente el bajo presupuesto), escribe una historia extraña y fascinante, reforzada por una actuación central tensa y absorbente de la que no puedes apartar la mirada.
El ensamble trabaja con un guión que parece comprender la aburrida agonía de las bodas de otras personas y las reuniones en las que nadie sabe absolutamente lo que están haciendo, todo enmarcado con las claustrofóbicas y aterradoras elecciones fotográficas de Piper.
Piper, quien escribe y dirige (su debut), ha dicho que el objetivo de la película es "desafiar al feminismo moderno" y deconstruir el mito de la mujer que lo tiene todo. Lo que habría estado bien si la película hubiera mostrado una pizca de realismo psicológico o una sola nota de credibilidad dramática.
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