Jenna Ortega dice que fue muy difícil no encajar en los estándares de belleza durante su crecimiento

Los sueños e ilusiones que se tejen en Hollywood muchas veces se ha encontrado sostenidos por una serie arquetipos y estereotipos prejuiciosos. La lucha por ajustarse a los estándares de belleza de la industria es una batalla que enfrentan muchos, y Jenna Ortega ha confesado recientemente que este aspecto de su carrera profesional fue uno que le significó grandes retos personales.

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Un duro inicio como actriz infantil latina

Como actriz infantil, Ortega tuvo a su disposición un número limitado papeles para los cuales adicionar. Si bien los conceptos de representación y diversidad se encuentran muy asentados en el presente de los medios y los estudios, lo cierto es que menos de una década atrás esto aún representaba un distanciamiento mayúsculo entre los actores que pertenecían a alguna minoría social y su participación proyectos cinematográfico y televisivos.

Y es que con sus primeros años de vida de equilibrando las audiciones con las exigencias escolares, presión para encajar en un molde preconcebido pesaba mucho sobre la joven actriz de la saga Scream. Con una gran cantidad de puertas cerradas frente así, la carrera de la actriz corrió el riesgo de llegar a un callejón sin salido, simplemente por el hecho de no lucir como una celebridad habitual en la industria.

La actriz compartió esta semana los detalles sobre su viaje de resistencia en una entrevista reveladora para Harper's Bazaar. La protagonista de Merlina, reveló que la presión que experimento en su carrera por el hecho de ser latina, y cómo sus opciones fueron truncadas por una visión estereotipada del mundo.

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El lado cruel del entretenimiento

Como actriz infantil, hay dos trabajos que puedes conseguir: o eres la versión más joven de alguien o interpretas a la hija de alguien, y simplemente no había muchos actores hispanos destacados para quienes yo pudiera ser eso… Así que muchos de los trabajos a los que aspiraba cuando era niña nunca funcionaron porque no me veía [de cierta] manera. Fue realmente difícil escuchar que algo que no podías cambiar era lo que te impedía [tener éxito].

En el transcurso de la entrevista, Jenna Ortega habla sobre su experiencia con las personas con las que trabajó a lo largo de su carrera, algunas de las cuales pueden no haber tenido en cuenta sus mejores intereses. La influencia sutil pero poderosa de las opiniones externas, particularmente durante sus años de formación, afectó su confianza y autoestima. Incluso, la revelación de la actriz de contemplar teñirse el cabello de rubio para emular a Cenicienta se encontraba ligada a esta necesidad de encajar en un sistema que la rechazaba por default.

Profundizando en torno a la representación latina en Hollywood, Ortega abordó con franqueza sus propias inseguridades por no hablar español con fluidez, en medio del debate que se ha generado en redes sociales, sobre lo que realmente significa ser latina gracias al meme “mi gente latina”. Esta admisión expone las luchas internas que enfrentan la actriz, que, a pesar de su herencia cultural, puede llegar a experimentar al tiempo de representar a su comunidad.

El mejor mañana

Sin embargo, su viaje tuvo un giro positivo, y expresó su evolución hacia el amor propio y la aceptación. Con el tiempo, aprendió a apreciar su identidad única y reconoció el potencial de su influencia positiva en los demás. Algo que definitivamente logra hacer eco en su interpretación de la hija mayor de Los Locos Addams, con el que ha cosechado un gran éxito internacional y que ha sido motivo de conversación positiva en temas de representación.

A pesar de sus conflictos, Jenna sigue comprometida a aprovechar su posición en Hollywood para amplificar la representación latina en la pantalla. Su aspiración de abrir puertas a los demás subraya el potencial transformador de la representación como protagonista de una de las series más vistas en el último año, lo que la convierte en un importante agente del cambio, desafiando a la industria a redefinir sus estándares y abrazar la diversidad que enriquece sus historias.

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