Cambios importantes sobre la inclusión se han visto, y se siguen viendo, en las películas actuales. Todavía se debate muchísimo sobre qué tan honesta es esta propuesta, pero es claro que llegó para quedarse. Para muchos se trata de una acción innecesaria que termina por arruinar y limitar las historias, mientras que para otros es un paso inevitable para mejorar en la representación de lo real en la gran pantalla. Lo que sí es seguro es que hay espacio para contar todo tipo de historias para todo tipo de público, pero todavía hay ciertos temas que parecen extremadamente complicados de abordar debido a las costumbres sociales.
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Todos los días leemos noticias sobre cómo tal o cual marca, esta u otra película, ampliarán la visión LGBTQ que el público común tiene, o cómo se cambiará algún odioso cliché sobre la mujer que suele verse en las películas de acción o en las comedias románticas. Grupos enteros se dedican a mejorar estos aspectos desde la escritura del guión hasta la participación detrás de cámaras, pero la figura del hombre blanco heterosexual es de lo que más se olvida. Ciertamente el machismo generalizado se implantó en el cine creando prototipos que ahora resultan ridículos, pero muchos son justamente sobre ellos mismos como figuras masculinas.
Ahora, no se trata de priorizar el cómo se ve la figura del hombre en el cine, pero es bueno analizarla para comprender aquellos puntos que pueden mejorar y fomentar la subversión de estos lineamientos que plagan la estructura cultural y social. Tal vez la etiqueta más difícil de erradicar es la de los hombres que no expresan sus sentimientos y no lloran abiertamente porque esas acciones son vistas como más femeninas y débiles. Cada vez tenemos más títulos donde incluso esos grandes actores de acción como Brad Pitt, Matthew McConaughey o Bruce Willis demuestran que pueden derramar lágrimas, pero todavía se limitan mucho los momentos en que eso puede suceder y otras películas de comedia no ayudan a ese progreso.
Pop Culture Detective recientemente publicó un video ensayo llamado Boys Don´t Cry (Except When They Do) donde explica cómo es que hay más apertura para que hombres de color o parte de la comunidad LGBTQ expresen sus sentimientos en pantalla, pero hay poco y muy específico espacio, como la guerra o los deportes, donde el clásico hombre blanco heterosexual se puede abrir emocionalmente. Además, como punto de conflicto, el video explica que las comedias ridículas de Will Ferrell y Adam Sandler fomentan esta idea de que llorar es para “niñitas”
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Mientras que situaciones extremas como el luto, el divorcio, la imposibilidad de proteger a la familia, la guerra y la intensidad al practicar un deporte son vistos como momentos donde se permite llorar, situaciones más comunes, como conmoverse con una obra de arte, con un beso, con un desamor, con la realización de tener una amistad genuina, presión en el trabajo, miedo o incluso en momentos sexuales son objeto de burla. Para ello, en el video se explica cómo escenas de películas donde el protagonista llora o momentos reales donde atletas u otras celebridades han hecho lo mismo en público se vuelven memes que no acaban nunca.
Cintas como El Periodista - 66% o Siempre Hay Tiempo Para Reír - 68% tienen momentos donde el personaje genuinamente tiene motivos para llorar, pero se ridiculiza la acción y hasta se exageran las expresiones para mostrarse todavía más absurdos. Los protagonistas que usualmente son interpretados por Adam Sandler, Will Ferrell, Ben Stiller y en menor medida por Jim Carrey y Jason Segel suelen llorar para indicar un momento donde son patéticos, ya sea porque el personaje es visto siempre así o porque está en un momento vulnerable que se traduce en que es un hombre ridículo y bajo.
La burla continúa de manera muy específica, pues cuando los hombres tienen permitido llorar suelen ser pocas lágrimas, están ocultas por la lluvia, o es poco tiempo y en silencio. Mientras que hombres que gimotean, lloran mucho y de maneras inesperadas son sólo utilizados para la comedia de pastelazo, donde chistes sobre erecciones y gases deberían matarnos de risa. No es raro que en este tipo de cintas se use la frase “llorar como una niñita” justamente para enfatizar lo femenina que es una acción tan natural. Claro, lo más obvio es decir que las comedias se burlan de absolutamente todo, pero sí es necesario analizar por qué sólo aquí se presentan personajes que se expresan con naturalidad, pero que son atacados por hacerlo, mientras que en títulos de otros géneros simplemente se minimiza la acción para que el macho no pierda su estatus.
Nadie dice que la comedia deje de burlarse, pero tal vez es momento de encontrar otros puntos en vez de hacer las mismas bromas con los mismos diálogos que se usaban hace años. Por otro lado, es momento de que películas de melodrama, terror, acción y ciencia ficción sean más abiertas para tener personajes masculinos que puedan llorar en público, no padecer sus lágrimas en silencio y a solas, y que no requieran de un personaje femenino como vía para explicar y ventilar sus sentimientos.
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