En 2017, la serie Big Little Lies - 92%, basada en libro homónimo de Liane Moriarty, sorprendió al público y agradó a la crítica al presentar un drama lleno de misterio, secretos y mentiras, en el que tres mujeres establecen lazos muy fuertes que las convierten en aliadas dentro una comunidad en la que nada es lo que parece. Sus vidas son sacudidas por un brutal asesinato, ocurrido durante una gala benéfica que organiza la escuela primaria a la que asisten sus hijos.
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El éxito de la que originalmente se planeaba fuera una miniserie fue tal, que HBO decidió hacer una segunda temporada que se estrenó el 9 de junio de este año. Sin embargo, cuando el público vio el resultado de esta segunda entrega notó que había algo incómodo y una extraña tensión editorial, con escenas entrecortadas y sin sentido. Esto fue resultado de quitarle el control creativo a la directora en la postproducción.
Cuando se anunció la segunda temporada de la serie, los productores de HBO y el creador David E. Kelley se acercaron a la directora británica Andrea Arnold para que dirigiera esta segunda parte. Le ofrecieron completo control del proyecto, pues querían el toque artístico que la cineasta le añade a sus filmes. Sin embargo, nunca le comunicaron que la harían a un lado en el proceso de la postproducción.
Según el medio IndieWire, varias fuentes cercanas a la producción informaron que a finales de 2018 Arnold, conocida por dirigir Dulzura Americana - 79% y Fish Tank - 90%, fue apartada del programa y el control creativo se le devolvió al productor ejecutivo y realizador de la primera entrega: Jean-Marc Vallée. El objetivo de esta decisión era unificar el estilo visual de ambas temporadas, es decir, después de que la cineasta británica terminó de filmar todos los episodios fue apartada del proyecto para que Vallée pudiera dotarlos con el estilo familiar de la serie ganadora de ocho premios Emmy.
El mismo medio informó que este siempre había sido el plan de Kelley y HBO, sin embargo, optaron por no comunicárselo a Arnold desde el principio. Al respecto, Kelley considera que la televisión funciona diferente a las películas, pues los programas tienen un estilo visual que deben mantener durante todas sus temporadas. Conservar a Vallée en el proyecto era la intención, pues la serie ya tenía el estilo que él le había dado, sin embargo, los productores no quisieron esperar mucho tiempo para filmar esta segunda entrega y el director ya estaba comprometido con Sharp Objects - 96%, por lo que decidieron recurrir a Arnold. El mismo Vallée le dijo a IndieWire que consideraba que el estilo de la directora era similar al suyo.
Tenemos formas similares de filmar, cuando lo miras. Ella filma de mano, con luz disponible. Ella apuesta por las actuaciones, como yo (hice) en la temporada 1. Ella es quien es, pero el espíritu de la serie está ahí.
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Sin embargo, algunos críticos han cuestionado esta decisión, pues consideran que el estilo de ambos cineastas es completamente diferente, incluso se preguntaron si Vallée alguna vez había visto algún filme de la cineasta, quien tiene un estilo poco convencional. No obstante, a pesar de esta falta de criterio, no se justifica las fallas de comunicación entre los productores, pues no fueron claros con Andrea Arnold y le dieron rienda suelta sin explicarle que quien acabaría moldeando la segunda temporada de Big Little Lies - 90% sería Vallée.
Fuentes cercanas a la producción le dijeron a IndieWire que no había nada que estableciera las reglas visuales del programa, algo común en las series de televisión que buscan mantener la coherencia entre los diferentes equipos de filmación, por lo que a Arnold se le permitió contratar a su propio equipo creativo. Asimismo, Vallée y la directora británica nunca hablaron, ni hubo un showrunner o productor creativo al que Arnold le reportara en el set.
El resultado de esto fue que Vallé, sin ni siquiera entenderlo, eliminó el toque que le había puesto Arnold a la serie. Guiones de sesenta páginas se redujeron a episodios de 40 minutos, en gran parte cortando escenas que Arnold describió como la exploración del personaje y cosas efímeras, según informó IndieWire. Esto provocó que cuando los elementos de la directora aparecieron en pantalla, especialmente en el primer capítulo, las escenas parecían interrumpidas, la edición especialmente entrecortada y apenas, después de cinco episodios, parece que por fin se puede apreciar nuevamente el estilo y ritmo familiar de la temporada uno de Big Little Lies - 92%.
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