"El amor que siento por mi familia no me hace débil, es lo que me hace fuerte", dice el protagonista de Blue Beetle - 74% en el clímax de la película. Si el diálogo le suena cursi es porque lo es, pero de la misma forma es la calidez de la relación entre sus personajes, y el trabajo de su reparto, lo que la hace tolerable. Y es que este momento encapsula las virtudes y tropiezos de este primer relato del héroe latino que aspira a representar a las personas de nuestra región.
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¿De qué trata?
En Blue Beetle, luego de fusionarse, accidentalmente, con una poderosa tecnología alienígena, Jaime Reyes (Xolo Maridueña) debe resguardarla de Victoria Kord (Susan Sarandon), una empresaria que quiere apoderarse de ella para fabricar armas. Con ayuda de su familia, tendrá que aprender a ser un héroe y a encontrar su propósito ahora que es uno mismo con esta entidad extraterrestre. Dirigida por Angel Manuel Soto, aunque los protagonistas son mexicanos de ascendencia, y migrantes, no comete el error frecuente de generalizar sino que apuesta a un homenaje mayor al equiparar la latinidad con la resiliencia.
No hay forma de evitar dos de los puntos más débiles de la película, por lo que mejor cabe apuntarlos en segunda: el reducido presupuesto se nota en las contadas secuencias de acción y en los efectos visuales. Esto es una lástima, particularmente para este personaje, dado que sus habilidades implican la creación espontánea de cualquier clase de arma. Aunque no es una decepción total, puesto que, en particular, durante la pelea final la coreografía y el trabajo de secuencias de riesgo cumple satisfactoriamente.
Debajo de una armadura poco pulimentada, donde Blue Beetle - 74% destaca es en su elenco. Absolutamente todos sus integrantes ejecutan un vaivén entre momentos de comedia absurda y otros más dramáticos sin caer en la exageración. Quizá la única excepción sea una secuencia ya hacia el final que sí peca de melodramática entre Jaime y su padre (Damián Alcázar), la cual, precisamente por ello, podrán fácilmente identificar.
Más allá del elenco, el guión de Gareth Dunnet-Alcocer construye un homenaje a la resiliencia pieza por pieza. “Ánimo” es el lema de los Reyes, cuya turbulenta migración se recuenta en un momento de la película. Una y otra vez la palabra aparece, en diálogos entre padre e hijo, y hasta en las placas de su camioneta. La determinación de la familia (Elpidia Carrillo, George Lopez) a no dejarse vencer y, como lo pone la abuela (Adriana Barraza), a luchar en los momentos en los que toca pelear y llorar en los que toca lamentarse, se vuelve el motor de su unidad y la fuente de la misma. Esa emotividad de vuelve palpable incluso por sobre los diálogos obvios y montajes sentimentalistas que ya se mencionaron.
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La nostalgia latina en Blue Beetle
Pero todavía más a su favor, Soto fue muy hábil en usar la nostalgia a su favor y emplearla para recordar que esa misma resiliencia que nos caracteriza permea en los cuentos clásicos de la cultura mexicana. Lo hace en el motivo del Chapulín Colorado (que tiene un breve cameo), en los surrealistas giros de María, la del barrio (telenovela que da paso a uno de los mejores chistes del filme) y en el ring de los luchadores en los que el primer Blue Beetle se inspira para sus trajes.
Poner al centro de su latinidad la resiliencia es también una forma muy ingeniosa de celebrar un valor que compartimos muchas naciones de la región sin explícitamente generalizar o sin proponer una versión monolítica de este concepto. Pero todavía mejor es que se salva de la frecuente trampa hollywoodense de asimilar la experiencia de migrantes en Estados Unidos con la experiencia latina. Este filme fue escrito por personas que entendían algunos de los cruces esenciales de nuestras historias incluso si la decoran, específicamente, con guiños a la mexicanidad.
Blue Beetle - 74% es un gran cimiento sobre el cual seguir explorando los muchísimos matices de aquello que entendemos como “latinidad”. Pero al poner nuestra determinación a sobreponernos a los obstáculos en el centro de su trama, esta película básicamente se reta a sí misma a salir adelante, pese a los desafíos de proyecciones de taquilla bajas, presupuestos reducidos o un inminente reboot, los Reyes tienen lo necesario para ganarse su lugar en una franquicia. Aunque suene cursi: ¡Ánimo!
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