Mad Max logró detener el tiempo. Más que un efecto místico o cuántico, la sensación con la que la audiencia abandonó las salas después de ver la película fue la de experimentar por primera vez el mundo de Wasteland, a pesar de que ésta es una de las franquicias más longevas del cyberpunk.
¿Cuál fue el factor determinante para que esta entrega triplicara la cantidad recaudada por sus predecesoras? ¿Cómo logró causar tal furor sobre los espectadores? ¿Cuál es la magia de Mad Max: Furia En El Camino?
Para los que hayan visto cada una de las piezas que componen este gran armatoste de aceite y metal, tal vez encuentren cierta falta de continuidad pulcra, propia de otras sagas. Pensemos en Volver al Futuro o El Señor de los Anillos, las cuales poseen un solo hilo conductor el cual nos va guiando por el interior de estos laberintos hasta regresarnos al mundo.
Una de las propiedades de Mad Max es que, después de la original, todas las películas que le sucedieron dejaban a un lado la figura del héroe para centrarse en realizar un aparato simbólico, casi como una alegoría, en la que cada personaje encarna una función conceptual a través de una categoría estética.
El mundo entre la primera Mad Max y la icónica Mad Max II: El Guerrero de la Carretera, sufre una metamorfosis titánica –esto, en gran parte, debido a la diferencia de presupuestos–, podríamos incluso llamarla pantagruélica. Ya no sólo es el lugar cuasi sagrado de la carretera, dominada por las legiones de motociclistas locos dispuestos a acabar con los impuros e indignos que recorren sus millas; la secuela ha trastocado al mundo para erigir uno nuevo, con reglas diferentes, más básicas y brutales.
La figura de la ciudad fortaleza atacada constantemente por el grupo de nómadas necesitará la figura de un héroe, un líder emergente al mero estilo de la tragedia romana para poder sobrevivir a la barbarie del exterior.
Para la tercera entrega, Mad Max: Más Allá de la Cúpula del Trueno, el orden y la sociedad buscan reafianzarse a través de la refundación del mercado; esto ocurre en la ciudad que tiene por ama y señora a Tina Turner. Aquí Max toma la figura cercana a la de un mesías cuando, después de casi morir en la ciudad de los negocios, sea rescatado por una “tribu” de niños.
Finalmente en Furia en el Camino, la figura de un gran jerarca de la guerra se yuxtapone a la imagen de las cuatro “vírgenes”, las cuales son portadoras de algo mucho más relevante que el poder y la destrucción de Immortan Joe: la vida. En su rol como guardianas de lo impoluto y no degradado, también poseen la memoria y el conocimiento, lo cual les brinda la conciencia necesaria para preguntarse: ¿quién mató al mundo?
Max será entonces sólo una figura mítica, el héroe sin pasado que se pierde en la memoria de quienes lo conocieron. Recordemos que en El Guerrero de la Carretera, la voz en off no es otro que el niño salvaje que nos dice: "ellos siguieron con su vida, pero Max desapareció".
De no ser por la primera cinta, Max no tendría origen, sería un hijo bastardo del camino, surgido del asfalto y las manchas de aceite.
De igual forma, la secuencia final de Furia en el Camino, el encuentro de miradas entre él y Furiosa, es el preludio a su desaparición entre las masas. Max surge como un bastión para la revolución y, cuando ya no es necesario, desaparece.
Max es un anti-héroe, pues no es ni un prototipo de valores ni representa los ideales de un mundo; pero también es un héroe legendario, porque atraviesa los umbrales para trastocar el orden de las cosas con su regreso, pero además su imagen aparece desdibujada. De no ser por la primera cinta, Max no tendría origen, sería un hijo bastardo del camino, surgido del asfalto y las manchas de aceite.
Lo sublime y lo grotesco (las hermosas valkirias y el terrible ogro)
Las fuerzas en pugna, las paradojas y los contrastes son el principal motor de esta historia. Furia en el Camino se nutre de sus predecesoras para afinar su estética y su mensaje, la música se amalgama con las imágenes en un ritmo frenético cuyo impulso nos lleva hasta el final del segundo acto.
En un principio es evidente el contraste entre las bellas esposas de Immortan Joe y el séquito de éste. Sin embargo, más allá de lo evidente, las diferencias ideológicas son mucho más profundas.
Tanto John Tones de Xataka como Noel Ceballos de GQ señalan la presencia del eros y del tánatos, el impulso de la vida y el impulso de la muerte, los cuales también se ven reflejados en la premisa base de todas las cintas: el pensamiento constructivo debe reemplazar al destructivo.
No es un hecho casual la diferencia que existe entre semillas y balas (éstas son lo mismo que las semillas, pero a la inversa, por eso es una “granja de balas”, y no una fábrica, el lugar en donde se les produce), las primeras plantan vida y las otras, muerte.
Pero incluso, aunque sean dos fuerzas en pugna, el tánatos de Immortan Joe conoce el valor de la vida y de lo no degradado (su búsqueda, más allá de estética, es eugenésica y capitalista, las mujeres no son seres humanos: “ese niño es mi propiedad”).
Infierno y utopía (la tierra prometida más allá de Wasteland)
Otra constante en las cintas Mad Max es la idea de una Utopía y ahora, por primera vez, la noción de un paraíso brillante y cromado. En el primer filme, esta idea de una sacralización para la carretera pertenece a los motociclistas liderados por Toecutter (Hugh Keays-Byrne. Sí, es el actor que en el futuro será Immortan Joe) y Nightrider, pero en este momento, es una idea propia del pensamiento destructivo. Los locos somos el nuevo orden y todo lo demás debe ser destruido.
Para Más Alla de la Cúpula del Trueno, la idea de progreso pertenece al orden de la Ciudad de negocios, y la noción de “Paraíso” es propia de los niños en tribu que salvaron a Max. En Furia en el Camino, el Valhalla es parte fundamental en el poder Immortan Joe. Por otra parte, las tierras más allá del desierto son el paraíso perdido y la esperanza para el grupo de Imperator Furiosa.
¿Cuál fue el gran agravio que lo llevó a ser merecedor de este castigo constante? La inacción, el ser incapaz de proteger a los débiles.
Max, en todas estas concepciones semirreligiosas, es el que a pesar de su locura aboga por destruir el pensamiento metafísico ("al otro lado del mar sólo encontrarán más sal, la tierra está muerta") para tener una solución práctica y existencial ante la desolación del mundo.
Si tenemos está noción de paraíso, también está la tortura, el infierno. Max no puede morir. No es un hecho intrínseco a la historia, pero siempre lo veremos enfrentando nuevos desafíos, es un héroe atemporal, pero que tiene un cuerpo y sufre. Uno de los principios básicos a la idea del infierno. El castigo es algo que se infringe a través del dolor del cuerpo. Pero Max está loco, Max también sufre psíquicamente.
¿Cuál fue el gran agravio que lo llevó a ser merecedor de este castigo constante? La inacción, el ser incapaz de proteger a los débiles. Esa es su tragedia, su destino. En cualquier lugar al que llegue deberá verse involucrado y aunque sólo intente sobrevivir, deberá ayudar a los débiles frente a cualquier tiranía que los esté doblegando…
Mad Max: Furia En El Camino ya está a la venta en DVD, Blu-ray y Blu-ray 3D. Y claro, sabemos que sólo tenerla completamente gratis podría mejorar esta obra maestra.
Cada semana, durante esta serie de especiales sobre Mad Max: Furia en el Camino, lanzaremos una pregunta y al final deberás responder las cuatro. Seremos tus testigos, warboy. Brillante y cromado.
Aquí está la segunda:
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