RESEÑA | Los Campeones: la capacidad que importa es la alegría

“Tengo síndrome de Down, no soy sorda”, le contesta Consentino a un condescendiente entrenador que sube la voz para felicitarla por sus pases. Ese momento encapsula perfectamente el espíritu de Los Campeones - 60%. Este filme se disfraza de un drama deportivo para denunciar los prejuicios que existen alrededor de las personas con discapacidades, pero, más importante todavía, para contagiar la alegría de verlos romper cada uno, una canasta a la vez.

No te pierdas: Películas para amar el básquetbol

Dirigida por Bobby Farrelly, Los Campeones es la historia de Marcus (Woody Harrelson), un entrenador de baloncesto de ligas menores que, tras un incidente con la ley, es obligado a trabajar con Los Amigos, un equipo de jugadores con discapacidades intelectuales como parte de su servicio comunitario. Es así que se propone llevarlos a las competencias regionales. El filme es la adaptación de una película española del mismo nombre (Campeones - 75%).

Aunque sería mentir decir que el filme aterriza con éxito todo momento de humor, y que Harrelson no resulta plano en varias ocasiones, es el resto del elenco, conformado por actores que viven con este tipo de condiciones, quien destaca. No sólo gracias al libreto, que les da personalidades distintivas, sino a su propia ejecución de las bromas y a cómo se apropian de lo que cada uno de sus personajes intenta mostrar sobre la forma en la que se les trata en la vida real.

El mejor ejemplo es Consentino, la única jugadora femenina del equipo, interpretada por Madison Tevlin. Entiendo perfectamente la filosa y determinada personalidad que el guión requería para el papel, ella es uno de los personajes más memorables y entrañables al desafiar las tradicionales ideas que tenemos sobre cómo son y qué tan capaces son las personas con Síndrome de Down.

Pero, por mucho, el mejor elemento de la película es que conecta al público con este grupo de personajes desde la alegría que les lleva jugar, ganen o no. A través de numerosos planos en los que los vemos correr, lanzar tiros, celebrar canastas y realizar pases, la dirección de Los Campeones - 60% nos los muestra a partir de su felicidad y así la vuelve contagiosa. Está muy lejos de explotar el sufrimiento o la violencia y discriminación con la que se enfrentan, incluso si la condena en varios otras escenas y una que otra subtrama.

Te recomendamos: Air: La Historia Detrás del Logo | Top de críticas, reseñas y calificaciones

Otro momento muy logrado de la dirección también pertenece al trato que da a Consentino. En su primera aparición, la vemos cruzar la calle, desde el punto de vista del resto del equipo, en cámara lenta. Al emplear este recurso, Farrelly nos presenta a la jugadora con una sensación de inherente glamour. Desafortunadamente, es un reto tratar de pensar en otra película que haya hecho ver “cool” a un personaje con cualquier discapacidad.

Los guionistas son conscientes de que la trama podría apuntar a centrar la historia no en los jugadores, sino en su entrenador descubriendo su valor. Explícitamente, un personaje menciona lo abusivo que se siente cuando Marcus gana buena atención mediática por entrenar personas con discapacidades mentales, la cual usa para conseguirse un mejor trabajo. Pero el final, sin adelantar nada, vuelve a llevar la atención a la sensación de victoria de este equipo y, más importante todavía, de estas personas.

Si el humor de Los Campeones - 60% no es lo más acertado del filme, hay mucho valor en su forma de abordar, tanto al nivel de la escritura como en la dirección, las vidas de personas con discapacidad y las dimensiones que tienen más allá de ésa condición. En la cinta, los jugadores celebran cuando un tiro apenas toca el aro, desde la butaca puede que no parezca que la película es una canasta anotada desde medio campo, pero no por ello es un marcador en ceros. La película ya está en cartelera.

Continúa leyendo: Garra | Top de críticas, reseñas y calificaciones