Toda obra es un reflejo de la forma de pensar de su autor, pero hay algunas que específicamente son el reflejo de una ideología en particular. Los siete libros que conforman Las crónicas de Narnia son un ejemplo muy claro de esto. No es aleatorio que en A Short History of Fantasy de Farah Mendlesohn y Edward James, al hablar de C.S. Lewis hagan énfasis que si bien es muy conocido por ser el autor de Las Crónicas de Narnia, “en otros círculos, Lewis es más recordado como uno de los más prolíficos e inspiradores popularizadores del cristianismo”.
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Lo que a los lectores menos perspicaces podría no notar es que los libros sobre Aslan son libros cristianos. Básicamente es fantasía cristiana. C. S. Lewis nunca tuvo ningún problema admitiendo esto. Por el contrario, él quería que sus libros fueran interpretados de esta forma por los lectores. Como señalan Mendlesohn y James:
A C. S. Lewis una vez le preguntó un joven lector de qué trataban los libros de Narnia, y él contestó que todos ellos hablaban de Cristo. El León Aslan, quien funciona como una figura afín a Cristo, es el único personaje que aparece en los siete libros, pero es en los tres libros mencionados arriba que son más obviamente reescrituras de la narrativa cristiana. The Magician’s Nephew cuenta la creación de Narnia por parte de Aslan; en The Lion, the Witch and the Wardrobe, él es martirizado para redimir a un traidor y tiene una resurrección; mientras que The Last Battle, vemos el fin de Narnia, el juicio final y curiosamente una versión platónica del cielo.
Es en el aspecto cristiano de la narrativa que subyace lo más problemático de las novelas. Este gira en torno de Susan y del cielo al que van a ir los personajes en la última novela. Aslan es una deidad sin dudas y como buena deidad que se asemeja a Cristo no todo el mundo puede entrar a su paraíso. El truco aquí es reconocer a Aslan, quien lo niegue está condenado.
Justamente en The Last Battle al final todos los personajes descubren que están en el equivalente de Narnia del cielo porque toda la familia Pevensie murió en un accidente de tren, excepto Susan. Como bien muestran los autores ya citados:
Sólo Susan se queda atrás. Susan ha negado la existencia de Narnia y se ha dejado enajenar por los placeres del mundo, mencionados brevemente como chicos, lápiz labial y nylon. El destino de Susan es profundamente perturbador. ¿Qué clase de Dios deja a una joven mujer completamente abandonada y la excluye del cielo?
Para quien no haya leído la novela. Lo que ocurre al final es literalmente lo dicho. Un personaje llamado Tirian le pregunta a Peter dónde está Susan a lo que responde “Ella ya no es amiga de Narnia”. Eustace traduce esto en que para ella Narnia no es un lugar real, sino algo que se imaginaban de niños. Mientras que Jill y Polly la critican por estar tan enfocada en ser un adulto, aunque la primera es la que hace énfasis en que eso se traduce en centrarse en maquillaje y chicos.
Él hecho de que Lewis se haya enfocado en mencionar esto como un detalle para que ella no entrara al cielo ha sido interpretado por muchos lectores y autores como algo machista. Muchos lo han interpretado como que se le está negando la entrada al paraíso por centrarse en los placeres de la carne. Uno podría argumentar que eso no necesariamente es machista, pero lo es porque seleccionó a un personaje femenino para criticar esto. El cristianismo en todas sus variantes tiene muchos ejemplos en lo que tilda a la sexualidad femenina de algo pecaminoso y que condena a los hombres.
Una de las críticas más famosas a este final es el cuento “The Problem of Susan” de Neil Gaiman . Aquí no les voy a decir de qué trata es mejor que lo lean. Lo que puedo decir es que no es una refutación puntual del final, sino una manera de explorar los sentimientos que le causó ver que ese personaje fue excluido al final. En palabras del autor:
Hay mucho que amo en esos libros, pero cada vez me parece que la eliminación de Susan es intensamente problemática y profundamente irritante. Yo supongo que yo quería escribir una historia que fuera igualmente problemática e igualmente irritante, aunque en un sentido distinto y para hablar del extraordinario pode de la literatura infantil.
Si hoy en día existe un autor problemático y polémico en la fantasía, esa es J.K. Rowling . Dicho eso, ella tampoco es fan del final justo porque lo ve como una forma de castigar la sexualidad femenina:
Hay un momento en el que Susan, quien es una chica más grande, ya no puede regresar a Narnia porque se ha interesado en el lápiz labial. Se ha vuelto irreligiosa básicamente porque encontró el sexo. Tengo un gran problema con eso.
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Philip Pullman , cuya trilogía His Dark Materials es igualmente misógina, pero en otros sentidos, también interpretó la exclusión de la hermana mayor como una crítica a la sexualidad femenina:
A mí no me gustan las conclusiones a las que llegó Lewis, después de todo ese análisis, la manera que excluye a niños del cielo, o lo que sea, sólo porque una chica está interesada en los chicos. ¡Ella es una adolescente! Ah, es terrible: ‘Sexo. No podemos tener eso’.
Cabe decir que otras personas, sobre todo las cristianas, suelen interpretar este pasaje como que no literalmente está criticando su interés en el sexo opuesto, sino que se está diciendo que el personaje se ha vuelto superficial y por eso ya no puede ir a Narnia. El autor aclaró que por ahí va el asunto en un elemento ajeno al texto: en cartas. A más de un fan le dijo que el final no implicaba que nunca iba a regresar a Narnia, sino que había descarriado su camino.
De hecho, el escritor Matt Mikalatos hace una interpretación que sustenta esto en su artículo de "The Problem(s) of Susan" en Tor.com. Él opina que no hay que olvidar que los personajes son representaciones de diferentes tipos de personas en el contexto cristiano. Lucy es un creyente natural, Edmund es el traidor redimido, Peter le hace honor a su nombre y funciona como San Pedro y etcétera. Dicho eso, no es difícil adivinar qué está representando Susan. Ella representa al cristiano que se ha dejado tentar por los placeres mundanos del mundo:
Lewis necesitaba a alguien que sirviera para responder a la pregunta, ‘¿Qué pasa con los verdaderos creyentes que se alejan de Dios y son distraídos por el mundo?’. No podía ser Lucy, por supuesto. No podía ser Peter, el verdadero rey. No podía ser Edmund o Eustace, eso hubiera destruido sus historias previas. Así que eligió a Susan. No se dio cuenta de cuánto la amábamos. La necesidad de Lewis de ‘decir algo’ opacó a la historia aquí. Fue un error, y para algunas personas destruyó al resto de Narnia de manera retroactiva.
La realidad es que eso es cierto. Lewis la ocupó para decir algo que se ajustara a la visión del cristianismo que quería plasmar en sus novelas, sólo que hay que recordar que esto no le quita lo misógino al asunto por la simple razón de que eligió a una mujer y usó como ejemplo de cosas mundanas a los chicos; en otras, palabras al amor.
Se podría argumentar que, como ya se dijo, este pasaje no implica que ella nunca va a llegar al cielo. El autor lo dijo en alguna carta:
Los libros no nos dicen qué le pasó a Susan. Ella sigue viva en este mundo al final, habiéndose convertido en una joven mujer muy boba y engreída. Pero hay mucho tiempo para que ella se redima y quizá sí llegue al país de Aslan al final… a su manera.
El problema con eso y todas las respuestas que llegó a dar en vida es que no están en los libros. En ellos sólo sabemos que ella no ascendió con sus hermanos. Se puede inferir que podría hacerlo después, pero es algo que no está dicho. Cada lector podría interpretarlo a su manera, pero la forma en que está dicho en la novela sólo nos hace pensar que la está criticando, pero faltó un pasaje en el que se diera a entender que podría redimirse. Para el autor eso hubiera sido una octava novela con un tono distinto que simplemente no quiso escribir, pero al estilo de los autores de novelas de caballerías él pide que sea alguien más quien cuenta ese relato:
Yo no pude contar esa historia. No es que no tuviera esperanza de que Susan llegara al país de Aslan, pero porque tenía la sensación de que la historia de su viaje iba a ser más largo y una novela más adulta de lo que yo quería escribir. Pero quizá estaba equivocado. ¿Por qué no lo intentas tú mismo?
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