Ah, las películas de Disney. Muchos crecimos con ellas, soñamos con ellas y las amamos sin condiciones, aunque si somos honestos también sabemos que en muchas ocasiones pueden llegar a ser muy confusas y chifladas, por no decir otras palabras. Sus películas protagonizadas por las famosas princesas son algunas de las historias animadas más populares que ha creado la compañía en toda su existencia. Se ha hecho desde hace muchas décadas atrás y tienen tantos fans que aún se siguen realizando, aunque claro que hay una diferencia: ahora se busca ir más por el lado de la diversidad y lo real que por lo irracional o extremadamente fantástico.
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Con cada una de estas películas vienen una o varias enseñanzas con las que se pretendió llegar a los niños de la época, pero lo cierto es que mientras las personas crecen y vuelven a ver estas película pasa algo diferente. Podrá ser que algunos lo hacen con un pensamiento más crítico, como si se tratara de analizarlas; no obstante, resulta que hay situaciones dentro de los relatos que saltan a la vista de cualquiera que se da cuenta de las extrañas lecciones que proponen. Nadie en su sano juicio quisiera bailar toda la noche con unos zapatos de cristal o se enamoraría de su secuestrador, pero no es algo que a The Walt Disney Company le haya importado lo suficiente como para darse cuenta que eso es lo que ha enseñado a las diferentes generaciones.
Al menos dentro de esta variedad de historias hay protagonistas con personalidades y gustos distintos, con tramas y giros que van de acuerdo con cada uno de ellos. Quizás la diversidad es un punto importante que hasta ahora no logra cumplir y que esperamos que llegue en nuevas películas con enseñanzas que sirvan realmente, porque al menos las encontradas en sus clásicos no han envejecido para nada bien.
A continuación, analizaremos algunas de las cosas que han presentado las películas de las princesas de Disney y, advertimos, desde aquí todo se pondrá más raro de lo que creen pero es momento de abrir los ojos si es que no lo han hecho ya.
Matrimonio e hijos como recompensa
Al contrario de lo que podríamos sugerir como buena recompensa (por ejemplo una gran carrera o un puesto de trabajo bien remunerado, o incluso quedarse con una increíble calabaza como carruaje), las princesas de Disney nos han enseñado que al final todo se reduce al matrimonio. El “felices para siempre” nunca es sobre una princesa cumpliendo sus sueños o salvando el día, sino cuando consigue la aprobación y afecto del hombre de turno, con el que obviamente terminará formando una familia y nada más.
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La historia no importa, sino qué tan bien se ve
Esto justificaría en gran parte el sinsentido de las películas de princesas. Nadie duda que Disney continúa destacando cuando se trata de animación, a pesar de que últimamente han surgido estudios con mejores historias y una excelente calidad de animación que vivirán bajo la sombra de este gigante del entretenimiento, pero ahora solo se busca estrenar producciones costosas con la intención de que se vuelvan blockbusters, sacrificando un buen guión a favor de la espectacularidad visual. Por eso debe ser que muchas de las situaciones en las que se han visto envueltas las princesas son espeluznantes.
Besar a alguien mientras duerme es romántico
Alerta de spoiler: no lo es. Podríamos habernos enfocado en el hecho de que besar a una mujer mientras esta duerme (o sin consentimiento en general) no es algo que esté permitido. Sin embargo, esto aplica para cualquiera independientemente de su género. Tampoco es que en el cine actual se vea a personas preguntando antes de dar un beso, pero al menos hay algo más de consentimiento. Esto no sucede en La Bella Durmiente - 92% y Blancanieves y los Siete Enanos - 98%, donde ambas son despertadas con un beso para luego vivir felices para siempre. En la vida real intentar besar a otra persona mientras duerme podría meterlos en un caso de acoso sexual.
Hay que hacer cualquier cosa para conseguir un hombre
Entendemos que lo que se cuenta es una fantasía, pero llega a niveles exagerados que hacen que reconsideremos lo nada saludable que es el mensaje que envían a quien ve la película. Cada punto de esta lista nos lleva a situaciones horribles que no imaginamos alguien esté dispuesto a hacer, y aún así se superan. Cómo olvidar a Ariel, quien prefirió deshacerse de su voz, literalmente, para conseguir un hombre.
Casarse con un desconocido está bien
En Frozen: Una Aventura Congelada - 89%, Elsa dejó claro a su hermana que no se podía casar con un desconocido. Sin embargo, en todas las películas de princesas que llegaron mucho antes, las protagonistas parecen tener afinidad a terminar juntas con personajes que aparecieron de la nada y de los que tampoco se llega a conocer. Ese hombre podrá haber salvado sus vidas (o besado mientras dormían), pero es el mejor candidato que podrían haber encontrado para ser felices en el matrimonio.
Belleza es sinónimo de moral
En los clásicos de Disney es muy fácil reconocer al villano de la historia, ya que su aspecto físico lo delata. Para los guionistas de este tipo de historias los villanos lucen feos sin excepción, e incluso hay algunos que logran camuflarse como una persona bella para despistar a la protagonista, lo cual vuelve a resaltar que al verse de forma agradable todos lo toman como una persona de bien.
Las personas buenas son aburridas
Sucede que, por lo general, quienes la pasan mejor en los clásicos animados de The Walt Disney Company son los villanos. Maléfica es poderosa, elegante, tiene una gran confianza en sí misma y es una mujer que consigue lo que quiere. Cruella DeVil es una especie de magnate de la moda, y podríamos enumerar más casos. Las princesas solo viven como princesas hasta que se casan, o viven en la miseria hasta que aparece un hombre para rescatarlas.
Las mujeres no pueden valerse por sí mismas
El estereotipo de la damisela en apuros es un elemento muy recurrente en la narrativa de las películas de las princesas de Disney. La indefensión de las protagonistas, que suelen ser presentadas como imprudentes, incompetentes e ingenuas, se suma a la necesidad de que alguien las rescate de cualquier peligro, ya que por ella misma no puede salvarse. Este recurso es más criticado ahora y afortunadamente se pone menos en práctica.
Está bien quedarse con un hombre inestable
No solo son peligrosos los estereotipos proyectados en las historias de las protagonistas, sino que cuando Disney ha decidido profundizar en algún personaje masculino termina siendo otra experiencia horripilante. Es inevitable darse cuenta que el príncipe convertido en bestia secuestra a una mujer, no puede controlar su enojo y raya en el comportamiento abusivo. Al final se sugiere que una mujer puede cambiar y teniendo en cuenta lo común que es la violencia doméstica, no es el mejor mensaje.
Conseguir un hombre es la única meta
Al final no sucede nada interesante en realidad, Luego de que ganan la “batalla” contra el villano de turno, gracias a un valiente y apuesto príncipe que aparece al rescate, no sucede nada más que el hecho de que las protagonistas se casan y viven felices para siempre, dando a entender que eso lo es todo en la vida y que no hay más que hacer para ser felices. Cualquier historia que vaya más allá de eso será considerada como algo muy innovador, a pesar de toda la ironía en relación a este asunto.
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