Las comedias sobre amistad suelen tener cierto éxito, pues es fácil que un gran número de personas se sienta identificado con la temática. Además, estas cintas suelen ser un poco menos complicadas que las comedias románticas, por lo que se puede explotar más el lado cómico, asegurando, de esta manera, un buen rato de diversión para los espectadores. Sin embargo, a pesar de que el resultado pudo ser distinto, el nuevo filme de Salma Hayek, Socias en Guerra - 12%, no da en el gancho y carece de toda chispa que la convierta en una película valiosa.
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La premisa de la película dirigida por Miguel Arteta es simple: dos amigas de toda la vida tienen una compañía de maquillaje que apenas pueden mantener. Ambas tienen una idea muy distinta de cómo deberían llevar el negocio, pero su relación funciona bastante bien. Todo da un giro cuando aparece la millonaria, dueña de un emporio de belleza, Claire Luna (Hayek), quien les hace una gran oferta de compra por su empresa. De pronto, todas las diferencias que las hicieron la pareja perfecta en los negocios, las ponen en guerra, amenazando su firma y relaciones personales.
Además de Hayek, la cinta es protagonizada por Tiffany Haddish y Rose Byrne, quienes interpretan a las amigas que en un principio parecen tener todo bajo control hasta que una tercera en discordia se mete entre ambas con el objetivo de apoderarse de su pequeña compañía.
La cinta pretende ser una comedia sobre dos mejores amigas que además demuestre el empoderamiento femenino, sin embargo, únicamente termina siendo una burla de este, pues la idea de emprendimiento, el poder de la mujer y temas como la belleza pasan a segundo plano, mientras las actrices tratan de mantener a flote este filme sin gracia. A pesar de la química que parecen tener Haddish y Byrne, la falta de chistes efectivos y un guion plano terminan por llevar la película a lo más bajo.
Otro aspecto negativo del filme es el propio desempeño de Hayek, quien toda la película se siente sobreactuada y nunca logra convencer al público con su personaje, el cual por cierto se la pasa repitiendo la falta de ferocidad y de chispa en las ideas de las amigas Mía y Mel y eso es justo lo que falta en el largometraje.
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Apenas el año pasado, Jennifer Lopez estrenó Jefa por Accidente - 30%, cinta que también pretendía hablar del empoderamiento femenino y de la realización personal y profesional de las mujeres más allá de sus relaciones amorosas o como madres. A pesar de que tampoco tuvo éxito, se sentía un poco más estructurada que la cinta de Arteta. Un ejemplo del nivel de este nuevo largometraje.
Socias en Guerra no tiene pies ni cabeza; nada parece salvarse en esta cinta sin gracia, ni chispa. A lo mucho dos escenas que podrían provocar una leve risa, pero no más. Por si lo anterior fuera poco, debido a problemas de ritmo, la película de sólo hora y media de duración se siente eterna y ni con las escandalosas actuaciones de las protagonistas logrará mantener la atención de los espectadores.
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