Pedro Gallo (Mauricio Isaac) es propietario y administra una escuela de manejo, está casado con Lourdes “Luly” (Mariana Treviño) -quien también tiene su propio negocio como repostera- y tienen ya un jovencito con aspiraciones de volverse influencer. Irónicamente, la mayor pasión de Pedro no es ni su esposa, ni su familia, ni su trabajo, sino el futbol: es seguidor del Cruz Azul, de la Selección Nacional, y del balompié en general. Literalmente, Pedro vive, sueña, respira y profesa a los cuatro vientos su amor a este deporte. Lo practica los fines de semana con sus amigos, asiste religiosamente a cada partido de su equipo; no se pierde ningún encuentro futbolístico transmitido por televisión o por Internet y tiene una impresionante colección que da fe de dicha pasión.
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Sin embargo, su obsesión con el balompié empieza a lesionar sus lazos familiares, en especial la relación con su cónyuge, quien se siente un tanto relegada y abrumada por la entrega total de su marido a tal afición. Y tras una serie de acontecimientos (incluyendo la compra de un paquete para irse al próximo mundial, por el cual Pedro paga una fortuna sin avisarle de ello a su esposa) hacen estallar a Luly y termina por echarlo de la casa. Derivado de esto, Pedro se da cuenta muy pronto que padece una adicción incontrolable, y su excesivo fanatismo está afectando cada aspecto de su vida; haciendo que se defina a si mismo como futbólico y obligándolo a buscar ayuda (como si de un alcohólico se tratase) para poder superar su problema y recuperar a su esposa, quien esta siendo abiertamente cortejada por su metrosexual vecino.
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El cineasta Anwar Safa tuvo un afortunado debut con su ópera prima de 2015 El Jeremías - 70%, la cual incluso recibió nueve nominaciones al premio Ariel al año siguiente. Para su segundo largometraje, hace un remake a la mexicana de El Fútbol o Yo, dirigida en 2017 por el argentino Marcos Carnevale (Elsa y Fred, Corazón de León, Inseparables); respetando la premisa central del original: los esfuerzos y desventuras de un hombre por superar su ya patológica fijación con el Soccer.
Tanto por su premisa, su clara intención de capitalizar a su favor la actual fiebre mundialista, su tono cómico y por adaptar una obra de origen sudamericano, Eres mi Pasión - 18% guarda innegables semejanzas con otro filme nacional estrenado en carteleras en marzo pasado: Tuya, Mía… Te La Apuesto - 20% de Rodrigo Triana (incluso comparten una secuencia la cual transcurre durante un funeral, en la que el protagonista trata de ver/escuchar un partido sin que nadie se percate de ello). Pero tales semejanzas son meramente circunstanciales, porque en diversos aspectos, la producción de Safa esta muy por encima de la de Triana.
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Por principio de cuentas, elegir para el protagónico a un verdadero actor (como es el caso de Mauricio Isaac) en vez de un comediante televisivo famoso fue una buena decisión, así el personaje no sólo no está contaminado por tics, frases o rutinas cómicas de los que casi cualquier humorista extraído de ese medio echa mano para hacerse el gracioso, sino que además puede interpretarlo con mayor naturalidad y espontaneidad, apoyándose más en sus cualidades histriónicas y menos en una reputación humorística a la cual busca ceñirse de modo forzado y que no siempre resulta efectiva.
De esa forma, en pantalla se aprecia a un empedernido seguidor de su equipo e irredento futbolero, quien lleva su pasión incluso afuera de la cancha y del estadio, insertándola en todos los aspectos de su vida: su hijo se llama Hugo -claramente en honor al Pentapichichi Hugo Sánchez-; la flotilla de coches que son su herramienta de trabajo ostentan nombres de famosos jugadores de la Máquina Celeste; se refiere a su esposa como La Directiva y a su vástago como Fuerzas Básicas y un largo etcétera. Pero además, Pedro se explica (e imagina) su realidad en términos futboleros. Sensación subrayada a través de escenas de su cotidiano las cuales son narradas como si fuesen una crónica deportiva: varias acciones (y sus consecuencias) son descritas con voz en off por afamados cronistas del balompié como si se tratasen de partidos o jugadas.
En ese sentido, en Eres mi Pasión - 18% es evidente que el director, el guionista y los productores entienden a la perfección la diferencia entre cine y televisión, quedando ello manifiesto no sólo con la elección de su elenco (la mayoría actores muy eficaces y de sólida trayectoria), sino también en lo referente al lenguaje cinematográfico, el cual esta bien cuidado, es dinámico y atractivo concibiendo una película que se deja ver. En cada encuadre, en cada movimiento de la cámara, en cada transición, en su edición, en su ritmo, se siente la mano de un cineasta con buen oficio y manejo de la narrativa audiovisual.
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La ambientación y recreación del entorno de un aficionado futbolero también funcionan adecuadamente para los propósitos requeridos por el relato: en el caso de la primera (sobre todo en lo referente a escenas en el estadio, partidos, y el entorno general de Pedro Gallo) es fidedigna y lo suficientemente creíble, mientras que en el caso del segundo, aunque se caen en ciertas exageraciones y absurdos; consigue captar lo esencial de un fan del deporte nacional, y sobre todo, hacer esto elementos útiles para reforzar el trabajo interpretativo de Isaac en el rol estelar.
La película es también en cierto modo una oda a los Cementeros (y de refilón al Santos, los actuales campeones) donde lo mismo caben los chistes acerca del club deportivo en cuestión (incluyendo desde luego, el uso de la acepción Cruzazulear) como también las apariciones especiales (algunas de ellas inesperadas) de leyendas del equipo azul como Oscar “El Conejo” Pérez; “El Maestro” Benjamín Galindo y Héctor “El Ruso” Adomaitis, confiriéndole un target muy específico a este trabajo.
Eres mi Pasión - 18%, no puede evitar caer en los lugares comunes del cine de comedia mexicano actual: el ya inevitable empleo de estereotipos, algunas inconsistencias en su continuidad, un desenlace un tanto atropellado y complaciente, y la exageración o poca verosimilitud de algunas situaciones en pos de mantener hasta el último momento su tono cómico. Pero su buena manufactura, su humor genuino y la calidad interpretativa de gran parte de su elenco consiguen levantar la producción y le ayudan a obtener un decoroso empate, siendo hasta el momento la más afortunada aproximación que el cine mexicano -estrenado comercialmente este año- ha tenido con el universo futbolístico.
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