La mitología laboral de la economía socialista-comunista, particularmente de la Unión Soviética, se basa en la colaboración colectiva, el trabajo en equipo y el individuo subordinado a un grupo. En 1925 Sergei M. Eisenstein dirigió su segundo largometraje, El Acorazado Potemkin - 100%, una epopeya cinematográfica sobre la primera acción revolucionaria en el ejército zarista, protagonizada en 1905 por la insurrección de los marinos que se negaron a comer carne podrida y se enfrentaron a una orden de fusilamiento colectivo.
Lo que inicialmente comenzó como una pequeña protesta de un equipo explotado degeneró en una insurgencia real en el puerto de Odessa. La película es considerada la obra maestra del realizador soviético, que la dirigió cuando tenía 26 años, y una cumbre indiscutible de la cinematografía mundial.
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La historia tiene su origen cuando los navales del buque de guerra Potemkim, ya hartos por el trato vejatorio que sufren habitualmente, se niegan a comer la carne putrefacta que constituye su menú cotidiano; ante este desafío a la autoridad, los oficiales eligen a algunos de ellos y los ordenan bajo una lona en la parte superior del acorazado para darles un castigo que servirá de ejemplo para aquellos que decidan rebelarse. Grigory Vakulinchuk (Aleksandr Antonov), uno de los soldados –héroe y mártir de la revuelta- se niega a disparar contra los amotinados y decide hacer un llamamiento de hermandad y marineros y soldados toman el control del barco, en cuya acción muere el propio Vakulinchuk. Expuesto su cadáver en los muelles de Odessa, la población desfila ante él hasta que comienza la brutal represión de la fuerza de los cosacos, al servicio del zar, que descienden por las escaleras abriendo fuego indiscriminadamente.
Las imágenes desgarradoras de la matanza de la gente inocente por los soldados en las escaleras de Odessa, son difíciles de olvidar. Ahí los ancianos, los lisiados, las madres y sus hijos, cortados por la metralla. Imposible no estremecerse ante esa carriola de bebé a toda velocidad que lleva al pequeño a la muerte.
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Para el joven Eisenstein, el reto era encontrar una forma de mostrar al espectador la ira colectiva de un grupo de trabajadores explotados. El director hizo hincapié en los primeros planos de los rostros para expresar el autoritarismo brutal de unos y el sufrimiento de los demás. Yuxtapone planos generales que evocan el carácter colectivo de las masas oprimidas a primeros planos de objetos metafóricos o caras que expresan sentimientos individuales como la de una madre que perdió a su hijo. Con el poder de las imágenes, el cineasta dejo claro su rechazo a la violencia. El Acorazado Potemkin es una oda a la revuelta, a la victoria, y a la solidaridad en tiempos de guerra.
Aquí pueden ver completa El Acorazado Potemkin - 100% :
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