Para poder asimilar las muchas veces incomprensibles decisiones que se toman en Hollywood a nivel creativo se debe entender algo: la gente que toma dichas decisiones, los ejecutivos de los estudios, es gente que no sabe de cine. Son empresarios, gente que ha trabajado en fábricas de autos, aseguradoras y otros tipos de negocios que nada tienen que ver con la expresión artística. Es gente que solo entiende de números, nada más.
De ahí que constantemente nos enteremos que se le da luz verde a algo como la película de los Emojis, o un remake de Ben Hur y otros proyectos que a todas luces suenan cuestionables. Los directores y guionistas, las verdaderas mentes creativas en el proceso de creación fílmica, muchas veces están a merced de las decisiones de estos individuos de traje y corbata. La visión de un realizador puede ser severamente obstruida en favor de decisiones de marketing, decisiones tomadas por gente que subestima a la audiencia y la creen demasiado tonta o ingenua para poder apreciar una cinta bien hecha.
El glamour de Hollywood, con toda la frivolidad que esto representa, puede llamar la atención cual canto de sirena de exitosos realizadores de distintas latitudes. Los tentáculos de la industria californiana muchas veces terminan estrangulando sin piedad a talentos que brillaron en sus países de origen, talentos que son engullidos en la sombra de una maquinaria hostil que produce productos cinematográficos impersonales y sin alma.
Los siguientes ejemplos son solo algunos casos de directores con carreras prometedoras que se estrellaron en el sueño americano, algunos han logrado reestablecer sus carreras, otros se perdieron en el limbo. Lo que comparten todos es un gran potencial que no supo ser aprovechado por un Hollywood miope que coartó la libertad creativa de estos artistas.
Nimrod Antal
El realizador húngaro se dio a conocer al mundo con Kontroll, una suerte de comedia negra llena de personalidad y estilo. La historia de un inspector de boletos en el metro de Hungría que no puede dormir esta provista de coloridos personajes y una suculenta banda sonora. Nimrod Antal se perfilaba para ser una voz potente en la escena fílmica mundial.
Esa promesa se paró en seco con Depredadores - 64%, una cinta producida por el siempre mediocre Robert Rodríguez y que le tocaría dirigir a Antal. Su paso por las salas de cine fue sin pena ni gloria y fuera de un trabajo sobre la banda Metallica la carrera de Antal ha estado por demás apagada.
Oliver Hirschbiegel
Aunque el realizador de La Caída - 91% pudo retomar recientemente su carrera con 13 Minutes su trayectoria sufrió un severo revés con La Invasión, una versión moderna del clásico relato de ciencia ficción de los invasores de cuerpos. El trabajo del director alemán fue editado sin su aprobación por el estudio. Eventualmente se estrenó ante malas críticas e ingresos grises, sin que Nicole Kidman o Daniel Craig pudieran convocar suficiente público. En 2013 sufrió otro descalabro con una cinta biográfica sobre la Princesa Diana que fue universalmente odiada por la crítica, aunque en el caso de esta última fue principalmente una producción europea.
Richard Stanley
Luego de dirigir dos cintas de culto de los 90 como Hardware y Dust Devil Stanley se encaminaba a hacer un proyecto soñado para él: una adaptación de La Isla del Dr Moreau, basado en el clásico de H. G. Wells. El producto final fue un rotundo desastre, el estudio despidió a Stanley y contrato a John Frankenheimer para terminar la cinta. Marlon Brando y Val Kilmer inundaron el set con sus egos y todo el asunto se convirtió en un ejemplo de Hollywood en su peor forma. Un documental al respecto narra toda la odisea por la que paso el director, cuya carrera quedaría prácticamente finiquitada.
Lexi Alexander
La directora y campeona de Karate de origen alemán logró captar la atención del público con Green Street Hooligans, una cinta que exploraba el particular mundo de los fans más apasionados y enardecidos del futbol. Con ese éxito adquirió un pase a Hollywood, donde realizó Punisher: Zona de Guerra - 27%. Esta era la época pre-Deadpool y los estudios aun temían lanzar una cinta de comic con clasificación para adultos. Alexander declararía después que no tuvo control total sobre la producción. A pesar del fracaso de taquilla y critica la cinta ha adquirido cierto status de culto, pero la carrera de Lexi no se recuperó.
José Padilha
El realizador brasileño tomó al mundo por sorpresa con las dos cintas de Tropa de Elite, un drama policiaco donde la corrupción y el crimen del Brasil moderno eran expuestos con lujo de detalles. Padilha llega a Hollywood con docenas de ofertas, pero inexplicablemente decide aceptar dirigir un grisáceo remake de Robocop. El clásico de Paul Verhoeven era una astuta sátira social que combinaba acertadamente su mensaje con diálogos y escenas de acción memorables. El esfuerzo de Padilha palideció ante la grandeza de la original y quedo totalmente en el olvido. El director llevó su carrera a la televisión, con la exitosa serie Narcos. Sin embargo, su carrera como director de cine parece estar indefinidamente en la congeladora, lo cual es una absoluta lastima.
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