La Plaza Morelia fungió como sede, el pasado viernes 21 de octubre, de la ceremonia de inauguración de la edición número 14 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). La cita era a las 18:00 hrs. para una alfombra roja previa al estreno nacional de Neruda - 94%, la más reciente colaboración entre el cineasta chileno Pablo Larraín y el histrión mexicano (con raíces michoacanas) Gael García Bernal. Este dúo - actualmente la apuesta de Chile en busca de la nominación al premio Óscar en la categoría de Mejor Película Extranjera -, ya había inaugurado Morelia hace cuatro años con, en palabras de García Bernal, “el No - 93%”. Así, y para continuar con una reciente tradición de comenzar sus festividades con la exhibición de un filme internacional en el que está involucrado algún mexicano, Morelia le dio una vez más la bienvenida a Gael, quien en esta ocasión estuvo acompañado del actor chileno Luis Gnecco.
Mientras decenas de asistentes esperaban el arribo de los protagonistas de la noche, varios representantes de la escena fílmica nacional desfilaron por la alfombra roja para el jubilo de los asistentes, en su mayoría jóvenes que celebraban cualquier arribo aún cuando después se preguntaban entre ellos, “¿y quién era ese/esa que pasó?”. Actores como José María Yazpik, Manuel García Rulfo, Juan Pablo Medina y Camila Sodi aparecieron como invitados del festival, además de directores como Manolo Caro. Aunque era de esperarse, los grandes ausentes de la noche fueron los invitados de honor del FICM; por momentos no ocurría mucho en la alfombra y nos daba tiempo de pensar en la ausencia de Audrey Tautou, Willem Dafoe y Aaron Eckhart.
Eventualmente, Gael arribó en una camioneta a la plaza y comenzó a satisfacer a sus fans con fotos y autógrafos, antes de dar un par de declaraciones rápidas a la prensa y de charlar con Oscar Uriel, presentador de la ceremonia; ahí fue cuando García Bernal recordó que el poeta Pablo Neruda pasó cierto tiempo de su vida en la capital de Michoacán, por lo que la selección inaugural cobró un sentido mayor. El también protagonista de Amores Perros - 92% y la serie Mozart in the Jungle volvería a hablar hasta que un par de políticos y los responsables principales del festival pasaron a una de las salas del cine para inaugurar oficialmente el festival.
.@GaelGarciaB desde la inauguración del @FICM para presentar #Neruda. pic.twitter.com/2JiptmiYVw
— @TomatazosCom (@TomatazosCom) October 22, 2016
Los tres discursos fueron extensos - uno de los políticos michoacanos hasta citó a Ingmar Bergman -, y la gente que esperaba ver Neruda a las 19:30 hrs. (se proyectó simultáneamente en diversas salas del complejo) tuvo que esperar casi dos horas de corrección política. Una vez que García y Gnecco tomaron el escenario todo se tornó menos tedioso; Gnecco fue breve, agradeciendo la invitación y dejándole el protagonismo al mexicano, quien no dudó en compartir anécdotas de lo que vivió en Michoacán cuando era niño, además de un poema que Neruda le dedicó a México. García hizo énfasis en que a pesar de los momentos difíciles que atraviesa el país, México no deja de significar “alegría”.
Finalmente, el actor dijo que ya era tiempo de ver Neruda, en la cual encarna a Óscar Peluchonneau, un policía con un desprecio particular por la poesía y los comunistas, que se convierte en la elección personal del presidente chileno cuando este último decide derrocar a Neruda (Gnecco), influyente miembro del partido comunista. La persecución con tintes políticos es bien representada en una trama que obliga al poeta a mantener un perfil bajo, huyendo de los poderosos con la ayuda de su esposa y sus camaradas. Una breve aparición del en ese entonces joven Agusto Pinochet, como jefe de un campo de detención de comunistas, nos deja en claro que la opresión en Chile apenas estaba comenzando; al tiempo que en el extranjero, el mensaje de Neruda, comunicado por su amigo Pablo Picasso, exhibía la sórdida realidad de Chile.
Aunado a la exploración de este tema, Larraín juega con el pensamiento de Neruda, haciendo del filme una especie de ejercicio sobre cómo el propio poeta hubiese escrito una historia de su persecución. Así el personaje de García Bernal se tendrá que hacer una peculiar pregunta: ¿soy un personaje secundario que sólo existe en la imaginación de Neruda? La nueva obra de Larraín está, en efecto, lejos de las convenciones del cine biográfico.
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